Anatomía de un gran tiro: Diana Shnaider sobre cómo logró un ganador espectacular en Roma

ROMA -- Al sacar 30-30 para el partido contra Elise Mertens en la cuarta ronda del Internazionali BNL d'Italia, Diana Shnaider hizo algo extraordinario.

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Extendida por la banda, la cabeza de serie número 13 lanzó con naturalidad una dejada cruzada. Desde la posición de Shnaider, fuera de las líneas de la pista y muy por detrás de la línea de fondo, no era precisamente un tiro de manual, y mucho menos con el ángulo que intentó. Pero fue tan audaz y tan bien ejecutado que ni siquiera la veloz Mertens tuvo oportunidad. El tiro le dio un ganador limpio, abriendo el punto de partido, que Shnaider aprovechó para una victoria por 6-2, 6-3 y un puesto en sus segundos cuartos de final de un WTA 1000.

"Si no arriesgas, no bebes champán", dijo Shnaider con una amplia sonrisa después.

Pero su razonamiento iba más allá. Shnaider, de 21 años, explicó todo lo que pasó por su mente en la fracción de segundo antes de elegir el tiro.

"Elise cambió un poco de táctica en el último juego", dijo Shnaider. Sintió que la belga había entrado en modo pared sin fallar y estaba evitando el letal golpe de derecha de Shnaider.

"No podía arriesgar demasiado e ir con toda la fuerza posible. Intenté mantenerme sólida desde la línea de fondo y jugar profundo. Pero entendí que o yo cometía un error o ella cambiaba de dirección y no iba a poder hacer ese tiro. Sentí que el viento me estaba yendo un poco en contra, así que era el tiro perfecto para mí en ese momento, porque le habría costado más correr hacia él. Y lo hice simplemente por presentimiento. Fue genial, una locura".

Para Shnaider, es importante jugar instintivamente, en lugar de ceñirse a una estrategia rígida.

"Cuando salgo a la pista, tengo un plan para jugar con cada jugadora", dijo. "Pero con algunos tiros, sientes que el tiro a la línea es el correcto y simplemente lo juegas. Simplemente lo rematas, porque te sientes genial".

Este es el tipo de toma de decisiones de alto riesgo y alta recompensa que podría causar consternación en algunos entrenadores, aunque Shnaider dice que la mayoría de los suyos han reconocido que su creatividad es una fortaleza.

"Entienden que es bueno tener un plan, pero sin duda la jugadora sabe mejor qué puede hacer en cada punto y qué siente mejor", dijo. "El entrenador no puede decir que no se siente bien con el tiro a la línea hoy, ni nada. En la cancha, todo depende principalmente de la jugadora".

Sin entrenador

En Roma, no hay entrenador que apoye a Shnaider. Después de sólo un mes con Dinara Safina, su relación terminó, una decisión que dejó a Shnaider “conmocionada” y molesta.

Safina le había comunicado que ya no quería viajar pocas horas después de la derrota de Shnaider por 6-0, 6-7(3), 6-4 ante Iga Swiatek en la cuarta ronda de Madrid. Un partido de tal nivel que, a pesar de la derrota, Shnaider seguía con la moral por las nubes.

"Me sentí tan bien, feliz y orgullosa de mí misma", dijo. "La forma en que competía, la forma en que luchaba. Después de ese partido, con las emociones tan intensas y el final feliz, incluso con la derrota, me sentí en shock y no sabía qué decir".

Shnaider y Safina lo resolvían por mensajes. Shnaider agradece que la ex número 1 del mundo fuera "directa" con ella. Ahora está en Roma solo con su madre y su hermano, buscando entrenador de nuevo.

"Si tuviera un equipo a mi alrededor, gente que me acompañara durante todo el año o incluso más, sentiría menos presión", dijo. "Siento que incluso si pierdo hoy, seguiré trabajando en las cosas mañana y aprenderé algo nuevo. Estoy buscando y estoy abierta a probar cosas nuevas".

Sin embargo, los resultados no mienten. El récord de Shnaider de 11-11 en la temporada antes de Roma era mediocre, y no había consolidado su ascenso de 2024 tanto como se esperaba. De repente, sin entrenador, ha logrado su mejor torneo del año.

"Estoy muy orgullosa de mí misma", dijo. "Me siento muy feliz y orgullosa de cómo jugué y me comporté en la cancha".

Shnaider se enfrentará a la sexta cabeza de serie, Jasmine Paolini, en su intento por alcanzar su segunda semifinal de la WTA 1000 tras la de Toronto en agosto pasado.